jueves, 14 de febrero de 2013

N° 72 Benedicto XVI

Archivo: Benedykt XVI (10/17/2010) 4.jpg
Bendidcto XVI - De Internet-



NOTICIA MUNDIAL
RENUNCIA DEL SANTO PADRE

Con la consulta previa al autor quiero compartir con todos ustedes un escrito conciso pero excelente de su excelencia Mons. Baltazar Porras Cardozo, sobre el Papa Joseph Ratzinger.












Archivo: Escudo de armas de José Ratzinger.svg
Escudo del cardenal Ratzinger, arzobispo de Múnich y Freising De Internet




La crónica menor

BENEDICTO XVI

Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo

La inesperada renuncia al papado encaja perfectamente en la personalidad humana y espiritual del Papa Ratzinger. Es inusual, porque de los 265 papas que ha habido, sólo cuatro han dimitido. Benedicto IX en 1044, Celestino V en 1294, Gregorio XII en 1414 poniendo fin al cisma de Occidente, y ahora Benedicto XVI. Todo apunta a que no se trata de una decisión precipitada sino la clara percepción del concepto de finitud que lo ha acompañado toda su vida. Al menos en dos ocasiones puso su cargo a la orden de Juan Pablo II: después del accidente cerebro vascular a su regreso de México y al cumplir los 75 años. En ambas oportunidades el papa polaco quiso retenerlo activo y a su lado. Su grandeza intelectual y moral, ajena a toda componenda llevó a los cardenales a fijarse en él. En el libro “luz del mundo”, dejó entrever que la renuncia no era ajena a ser considerada  si se tiene “la clara conciencia de no estar bien física y espiritualmente para llevar adelante el encargo confiado”.

Archivo: Benedictus XVI en Washington DC 2008.jpg
De Internet
Ante su conciencia y ante Dios, tomó la determinación de renunciar en una fecha emblemática, la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, jornada mundial del enfermo. Es el reconocimiento de que las realidades de hoy requieren un seguimiento no sólo intelectual o espiritual, sino práctico, organizativo, para el cual las fuerzas ya no lo acompañan. Hermoso ejemplo de la manifestación de los límites, de la finitud, como parte de la cruz, expresados como carencia, disminución del vigor que ya no lo acompaña. Su aceptación es la negación y el mejor antídoto contra la voluntad del poder. Pasa a la disponibilidad de ser enviado y ejercer cualquier tarea en la que ve la voluntad de Dios.

Se imponen lecciones para la Iglesia y para nuestra situación actual. Primero, el valor primigenio de la conciencia y la libertad frente a los condicionamientos del poder. Segundo, el valor del respeto a las normas que no son meros formalismos, sino obra de la razón y del espíritu. Tercero, el ejercicio de todo poder tiene límites que imponen la edad y la salud. El testimonio más trascendente de Benedicto XVI nos lo da hoy, al renunciar para que crezcan la fe y la esperanza. No es un fracaso ni una cobardía, sino la convicción y la virtud de que el bien común está por encima de lo personal. Sólo Dios es infinito.

8.- 12-2-13 (2361)

2 comentarios:

  1. Gracias Germán. Importante reflexión acerca de la finitud y la renuncia. A veces nos empeñamos en no aceptar las limitaciones.
    Por otra parte, que sí continúe tu voluntad para mantener el blog.
    Con afecto,
    Paúl

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    1. Consecuente amigo de Mérida y el país, que bueno su comentario. Agradecido

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