Bendidcto XVI - De Internet- |
NOTICIA MUNDIAL
RENUNCIA DEL SANTO PADRE
Con la consulta previa al autor quiero compartir con todos ustedes un escrito conciso pero excelente de su excelencia Mons. Baltazar Porras Cardozo, sobre el Papa Joseph Ratzinger.
Escudo del cardenal Ratzinger, arzobispo de Múnich y Freising De Internet |
La
crónica menor
BENEDICTO
XVI
Mons. Baltazar Enrique Porras Cardozo
La inesperada
renuncia al papado encaja perfectamente en la personalidad humana y espiritual
del Papa Ratzinger. Es inusual, porque de los 265 papas que ha habido, sólo
cuatro han dimitido. Benedicto IX en 1044, Celestino V en 1294, Gregorio XII en
1414 poniendo fin al cisma de Occidente, y ahora Benedicto XVI. Todo apunta a
que no se trata de una decisión precipitada sino la clara percepción del
concepto de finitud que lo ha acompañado toda su vida. Al menos en dos
ocasiones puso su cargo a la orden de Juan Pablo II: después del accidente
cerebro vascular a su regreso de México y al cumplir los 75 años. En ambas
oportunidades el papa polaco quiso retenerlo activo y a su lado. Su grandeza
intelectual y moral, ajena a toda componenda llevó a los cardenales a fijarse
en él. En el libro “luz del mundo”, dejó entrever que la renuncia no era ajena
a ser considerada si se tiene “la clara
conciencia de no estar bien física y espiritualmente para llevar adelante el
encargo confiado”.
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Ante su
conciencia y ante Dios, tomó la determinación de renunciar en una fecha
emblemática, la fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, jornada mundial del
enfermo. Es el reconocimiento de que las realidades de hoy requieren un
seguimiento no sólo intelectual o espiritual, sino práctico, organizativo, para
el cual las fuerzas ya no lo acompañan. Hermoso ejemplo de la manifestación de
los límites, de la finitud, como parte de la cruz, expresados como carencia,
disminución del vigor que ya no lo acompaña. Su aceptación es la negación y el
mejor antídoto contra la voluntad del poder. Pasa a la disponibilidad de ser
enviado y ejercer cualquier tarea en la que ve la voluntad de Dios.
Se imponen
lecciones para la Iglesia y para nuestra situación actual. Primero, el valor
primigenio de la conciencia y la libertad frente a los condicionamientos del
poder. Segundo, el valor del respeto a las normas que no son meros formalismos,
sino obra de la razón y del espíritu. Tercero, el ejercicio de todo poder tiene
límites que imponen la edad y la salud. El testimonio más trascendente de
Benedicto XVI nos lo da hoy, al renunciar para que crezcan la fe y la
esperanza. No es un fracaso ni una cobardía, sino la convicción y la virtud de
que el bien común está por encima de lo personal. Sólo Dios es infinito.
Gracias Germán. Importante reflexión acerca de la finitud y la renuncia. A veces nos empeñamos en no aceptar las limitaciones.
ResponderEliminarPor otra parte, que sí continúe tu voluntad para mantener el blog.
Con afecto,
Paúl
Consecuente amigo de Mérida y el país, que bueno su comentario. Agradecido
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