Cuarenta y cinco años de la promoción
Álvaro Martínez Lázaro. N° 42, abril 2012
Este escrito de archivo tal cual como
fue leído en su día va dedicado a todos mis compañeros de grado, al cumplir el
12 de mayo de 2012, cuarenta y cinco años de graduación. Especial dedicación
para mi colega Rafael Dávila y su esposa la negra Montesinos que a través de un correo al referirse a unos de
mis Blog precedentes, estimaban que podía ser especie de cronista.
Conmemoración de los 25 años de egresados de la Facultad de
Agronomía de la Universidad Central de Venezuela, UCV.
Lugar
del acto: Facultad de Agronomía, Maracay
Patrocinante
del acto: Consejo de Facultad y comité organizador
Fecha
del acto: 12 de mayo de 1992.
Conmemoramos hoy una realidad, una
hermosa realidad, 25 años de haber egresado como Ingenieros Agrónomos de la
Facultad de Agronomía, de la Universidad Central de Venezuela, para quienes
estamos en este recinto y para quienes no hayan podido venir, identificados con
la Promoción Vigésimo Segunda, con nombre Profesor Álvaro Martínez Lázaro, se
trata de un vinculo común, indisoluble, permanente, eterno, un compromiso de
conciencia que se reafirma y se hace vigente con la presencia de quienes con
alegría presentes en este Consejo de Facultad hacemos memoria de una verdad.
Esta realidad, este compromiso, esa verdad no puede ser de bronce, plata u
oro, puesto que constituye una espacialísima aleación, donde participan el
afecto, la solidaridad, el recuerdo y muchos otros sentimientos y motivos, que
evidentemente sobrepasan el valor de cualquier metal existente.
Pudiéramos decir que se trata de una fragua que empezó tal vez de manera diferente para cada uno, pero que se hizo común y similar cuando un día tropezamos frente a frente, bajo la sorpresa que sin saberlo estábamos empezando a compartir un sueño o una idea parecida, un anhelo que descubrimos no estaba solo cuando nos encontramos sobre esta alfombra de los Valles de Aragua, sombreada de gigantescos samanes, flamboyanes, y árboles de mangos, de un lugar tan especial que al observarlo de cerca, por lo nivelado del terreno, semeja el llano: pero que al levantar la vista, los cerros inmediatos de la Cordillera de la Costa, con su montaña tupida de árboles, bien pudiera ser como la serranía andina o el macizo guayanés; el Lago de Valencia como para representar tierra adentro el litoral venezolano, que identifica al Zulia, Falcón, Centro y Oriente del país con litoral marino.
Considerada en esa geografía que en derredor mira a toda Venezuela la ciudad de
Maracay, con todos sus aledaños, es ahora muy distinta a la de aquellos días,
cuando iniciamos los estudios de Agronomía en la década de los años sesenta.
Para aquel entonces destacaba como siempre la Plaza Bolívar de monumentales dimensiones, que conjuntamente con la avenida de igual nombre, las avenidas Miranda y Santos Michelena, configuraban la vialidad más importante. La Plaza Girardot y su catedral como el corazón de su diario ir y venir. El Cuartel Bolívar y otros más inexpugnables, gente de uniforme y aviones a la vista nos manifiestan que en esta ciudad predomina una clase militar. La Maestranza de Aragua, como invitación a la fiesta brava y a las tradicionales fiestas de San José, patrón de la ciudad. Al lado de la maestranza la casa de la cultura, para explorar el conocimiento local y universal.
En lo personal permítanme comentarles que venir desde Mérida es posible que resultara difícil. La presencia allá de la Universidad de los Andes hacía incomprensible para muchos que no se encontrara la posibilidad de estudios universitarios, en esa ciudad donde iban estudiantes de todas partes, pero la vocación al igual que para todos los merideños que aquí coincidimos no atendió argumento alguno.
Puedo afirmar que en nuestra facultad, en el grupo de los 55 egresados que conformamos la promoción estaba representado todo el país.
La década de los años sesenta, muy cercana a la fecha de 1958, cuando se inicia la actual etapa democrática, o mejor del sistema de gobierno que nos rige, tiene inconfundibles señas. Casi como el nacimiento de la libertad, explicable si recordamos que el general Páez comienza en 1830 con un caudillismo legalista, que en la práctica se extiende hasta 1935, con la muerte del General Gómez. En resumen el cuadro empieza con 25 años que domina Páez, siguen doce años de los Monagas, ocho de la guerra federal y de Falcón, dieciocho de Guzmán Blanco, cinco años de Crespo, treinta y seis de Castro y Gómez. El caudillismo se hace autocrático y su esencia es la dictadura. (Uslar P. p 345)
La seña de la libertad nos recibe como égida de salvaguarda, de las inquietudes en los inicios de nuestros estudios universitarios y nos acompaña hasta el momento actual, no siempre con igual fuerza, cuando llegamos extraordinaria fortaleza, en las universidades se luchaba con denuedo por ideas, se defendían ideologías, en medio de inusitados debates y aparentes contradicciones se pugnaba por las posiciones de liderazgo, se quería servir con voluntad, con mística, con el corazón, con el ejemplo, hoy día las ideas –ya no son principios -, parece arrastrarlas un peligroso pragmatismo. La fuerza del dinero pone precio a casi todo.
El sistema de gobierno mantiene un constante debate para demostrar su ineficacia, que no sirve, y el indispensable soporte de los partidos políticos mediatizados al extremo.
Ahora para los que ingresan a la universidad el panorama luce muy diferente, los tiempos pasados vividos a plenitud, con intensidad, podemos valorarlos como especie de fragua que logró moldear, respetando las creencias de cada quien, una especial disposición para el trabajo y capacidad de lucha y entrega.
Los años de 1958 a la fecha, empiezan a ser dominados por líderes, por dirigentes, la corrupción ha ganado mucho terreno, nos permite apreciar que en estos treinta años, los dirigentes en gran mayoría se convirtieron en pequeños grupo, pueden ser apenas unos 200 que copan y detentan el poder político, son directivos que defienden su posición, en el cargo, y como interpuestos oscuros intereses y un poder económico súper concentrado.
Si por 100 años dominó el caudillismo, espero y aspiro que esta democracia de cogollos no perdure por tanto tiempo
En esta facultad nos topamos la
primera vez, aquí se produjo algún distanciamiento, como era natural los
diferentes principios nos agruparon bajo
el respeto de la democracia imperante.
Esta facultad nos elevó en el mejor
sentido y nos puso de frente al país, con un escrito intitulado: “Mensaje de la
Promoción XXII, de Ingenieros Agrónomos, Álvaro Martínez Lázaro”, publicado en
el diario El Nacional. Diría que nos estrenamos ante la opinión pública.
Lejos estoy de poder hacer un
recuento de lo que en la vida profesional hayamos podido realizar, pero en
nombre de todos reconozco a nuestros profesores sus enseñanzas, sus
orientaciones, el interés por nuestra capacitación, ellos guiaron el molde para
nuestra formación académica y ciudadana,
creo que se podrán sentir satisfechos por la cosecha de logros alcanzados, que
tienen el sello de esta importante Institución.
Lo
que somos profesionalmente frente al país, lo aprendimos aquí en estas aulas,
en este entorno que ahora ocupamos; como no recordar tan rica vivencia que
intento resumir, y que ocupa amplio espacio en nuestra existencia. Con gratitud
miramos a los profesores y con esperanza a nuestra Facultad de Agronomía.
La Facultad, con sus laboratorios
vivientes en el campo vegetal, animal, suelos, en química y física, matemáticas
y otros. Con la diaria lección de nuestros profesores, con las excursiones de
estudio por todos estos valles y lugares vecinos, enseñándonos bajo el sistema
del maestro Simón Rodríguez, -aprender haciendo las cosas-.
Cuando se cumplen 25 años de labor ininterrumpida, se adquieren prerrogativas,
pareciera que llega el tiempo de llamar a otros para que ocupen nuestros
puestos, conociendo a mis compañeros aquí no puede haber gente cansada. Ante
Venezuela –lo más importante-, los tiempos de crisis, moralmente continúan
comprometiéndonos ante el futuro.
La crisis que vive Venezuela, que
pudiera tener su expresión más relevante en el alto porcentaje de marginalidad
social, con las estadísticas reveladoras de los millones de ciudadanos que
abandonados al extremo padecen de pobreza crítica constituyen signos que
denuncian que la situación debe cambiar. El Dr. Rafael Caldera, desde el
Congreso de la República, referido al golpe militar del 4 de febrero, dijo: “Es
difícil pedirle al pueblo que se inmole por la libertad y la democracia, cuando
piensa que la libertad y la democracia no son capaces de darle de comer y de
impedir el alza exorbitante en los costos de la subsistencia”.
Como Ingeniero Agrónomo, y como
productor, a riesgo de abusar de la retórica, debo referirme a la realidad de la difícil situación que
atraviesa el sector agrícola; preterido, olvidado, por el actual gobierno.
El Estado debe garantizar para el
sector rural la asistencia social para sus habitantes; programas de educación y
capacitación acorde con la realidad geográfica; posibilidad del disfrute de los
servicios públicos elementales: agua potable, disposición de aguas negras y
basura, servicios de electricidad, teléfonos, y apropiada vialidad terrestre. Planes
de desarrollo, que garanticen la infraestructura para la producción agrícola,
drenajes, sistemas de riego, asistencia técnica, silos, organizaciones para uso
de máquinas y transporte, asistencia crediticia. También programas de siembra y
cosecha, para aprovechar las diferentes condiciones climáticas y las
características de los suelos, comercialización y planes de exportación.
La presencia de todos nosotros en
este acto, confirma para los que dejamos la facultad, después del grado, y
reafirma para quienes aquí se han desempeñado que no hubo despedida. Me
agradaría que nuestra asistencia fuese sinónimo de nobleza, de lealtad, de
cariño, amistad, alegría, y compromiso de fe optimismo ante el futuro.
Agradezco al Consejo de Facultad,
por recibirnos en este solemne recinto. La especial deferencia de mis
compañeros de promoción para llevar la palabra en este acto me compromete y se
convierte en estímulo de una admiración y lealtad creciente, para mis
condiscípulos.Muchas gracias para el comité
organizador de los actos de los veinticinco años de graduación, gracias para
todos.
Mérida,
12 de mayo de 1992
Germán Monzón Salas
Anécdota del día de este acto: Cuando me tocó hablar ante el auditorio lo primero
que hice para leer el escrito fue sacar los lentes para poder hacerlo, –se
escucharon risas-
Cuando
terminé la lectura mostrando el papel expliqué que era mi primer discurso
escrito en una computadora, cuando lo fui a imprimir pulsé alguna tecla
equivocada, y el mismo se imprimió en una letra mínima, cosa que no pude
revertir, argumento que repetía para justificar los lentes. –Las risas se
repitieron, esta vez como carcajadas-
Nota:
Las fotografías son del autor tomadas, a los asistentes y familiares en El Club El Placer, en Tejerías, Estado
Aragua, año 2008 en la oportunidad de la celebración de un aniversario de la promoción.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aquí puede colocar sus comentarios. Gracias.