Los niños, el caballo, los corrales y el jinete.
En Atalaya desde siempre ha habido caballos. Lejos en el potrero esperaban para atraparlos y montarlos.
El caballo distante del jinete, de los muchachos que siempre los procuran.
Ahora están en las instalaciones, fáciles para cuidarlos, aperarlos y montarlos.
En esta semana santa 2006, los muchachos, los aficionados no se ven, están lejos, ahora el caballo inquieto espera al jinete.
Paolita con sus 4 añitos quiere tocarlos y contemplarlos, quiere montarlos, necesita ayuda, espera un paseo para sonreír de emoción, disfrutar con alegría infantil el campo, la finca, sus potreros, la compañía de sus padres y abuelos invaden y aumentan sus sentimientos de niña.
Después podrá pasar como otros adolescentes, ausente la emoción por las vacas, caballos y la naturaleza, luego vendrá la sustitución, la ciudad cautiva, las amistades, el baile, la comunicación, los noviazgos dejan sólo a los caballos.
Es posible que como antes ahora esperen en el corral o en el potrero, en esta semana de frió, lluvia y neblina, tenemos caballerizas, caballos, potreros, pero no hay jinetes.
Atalaya. Semana Santa 2006
