domingo, 17 de agosto de 2025

Blog N.° 302. Vuelta a la tierra de nuestra formación académica, 58 años.








El día lunes 21 de julio nos encontramos en el lugar donde sesiona el Consejo de la Facultad de Agronomía de la Universidad Central de Venezuela (UCV), localizado en la ciudad de Maracay, muy cerca de la localidad de El Limón.

La foto es del Dr. Manuel Vicente Benezra, uno de los decanos de hace 58 años, estando de acuerdo en que le guardamos especial admiración por su calidad humana y académica de su persona. En ese espléndido, amplio, cuidado y hermoso lugar, para aquellos tiempos, la bendita casualidad nos encontró en los Valles de Aragua y, como condiscípulos, soldamos una indeleble amistad que perdura y durará  hasta el final de nuestro tránsito terrenal.



          Esta segunda fotografía se convierte en testimonio del emocionante e inolvidable recuerdo de esa fecha, donde podemos ver de izquierda a derecha: Rafael Dávila, Tomás Gunz, Thisbe Diamante, Germán Monzón, Alix García, Eduardo Buroz y Rafael Quevedo, y la galería de los decanos de la institución en el espacio antes mencionado.  
Ese especial día ya de retorno, escribí una pequeña nota que transcribo porque creo que resume el tiempo de ese día. Empezamos para iniciar la jornada con abrazos inolvidables, efusivos y fuertes saludos de bienvenida por volvernos a ver y rememorar tantas alegrías y cercanías que la fuerza de la vida nos separa, pero donde queremos que el olvido nunca llegue. 
A continuación, la nota referida:
Muy impactado y gratificado por ese emocionante reencuentro.
Visitamos nuestra Facultad de Agronomía.
También fuimos testigos y disfrutamos de la recolocación de la placa de la graduación, en un lugar de mayor seguridad, visibilidad, de fácil vigilancia y cuidado, aspectos promovidos por Rafael Dávila.
Nuestros nombres salieron de la oscuridad y vuelven a sentirse orgullosos por su permanente y solemne y orgullosa exposición.
Un breve recorrido por sus ambientes, alto en el camino para la refrescante cerveza y luego extraordinaria atención de Rafael Dávila y La Negra Montesinos, en su casa donde brindamos con vino y almorzamos.
Ustedes, queridos condiscípulos, son una raza especial, llena de propósitos, recuerdos, mucha amabilidad, sincera, verdadera y total amistad.
Reciban mi testimonio de gratitud y eterna admiración.
Hoy con el compromiso de prepararnos, si Dios quiere, para los festejos de los 60 años.
Que Dios y la Virgen nos llenen de salud y bendiciones. Gracias, gracias a todos. GMS










La placa conmemorativa de nuestra promoción, la cual había sido retirada del lugar original porque el vandalismo había desaparecido algunas. 

















Aquí posamos bajo la placa recolocada, todo bajo el cuidado y esmerado trabajo de Rafael Dávila.


















Ese samán que nos protege con su sombra fue sembrado en el lugar como parte de los actos de nuestro grado.









En ameno compartir en los predios del cafetín de la Facultad de Agronomía












Un alto en el camino y refrescándonos, en una interesante conversación donde también comparte mi hijo Germán Monzón Molina, que me llevó desde Mérida a Valencia y Maracay por vía terrestre.  





Es posible que las fotografías sean el mejor recuerdo para quienes nos pudimos reencontrar y servirán para dejar a los presentes y ausentes que fuimos bendecidos por una gracia especial para lograr cordializar y armonizar un pequeño tiempo, pero generoso en acercamiento y solidaridad, con algunos momentos de frustración cuando en el corto recorrido por áreas de nuestra universidad constatamos que una institución que sobrepasaba los mil alumnos ahora no llega a 300 en un país con inmenso potencial agrícola. Vimos aulas con unos 5 a 10 alumnos y recordamos nuestros tiempos de salones repletos de más de 60 estudiantes 

Pasamos por el área de producción animal con una moderna sala de ordeño abandonada y apenas dos o tres bovinos cebú, donde antes había un hermoso plantel de vacas Holstein; ya la planta de lácteos para enseñar y producir no existe. Los corrales con cerdos, aves, caprinos y ovinos ya no están. Tampoco los campos experimentales que se manejaban con el MAC existen y lo triste es que el perjuicio es para el país, una Venezuela que pierde la posibilidad de educar para producir comida y desarrollo social, económico y político. Estoy seguro de qué todos sabemos que pasó y quiénes los responsables. 

Pido a Dios y la Virgen que cuiden a mis compañeros y familias que nos pudimos reunir y también a los que no asistieron; de igual manera una plegaria para tantos que ya no están y la Providencia los elevó desde la tierra a la bóveda celestial. 

Todos pueden escribir sus comentarios, especialmente a quienes participamos en el reencuentro y a quienes no pudieron asistir; así pueden considerar el blog y colocar algún aspecto que estimen de interés.   

Mérida, 14 de agosto de 2025
Germán Monzón Salas